Escudo heráldico

Escudo mieza

El motivo es que Mieza perteneció a la Villa, Tierra, Señorío y Concejo de Ledesma, a quien corresponden esas Armas.

En el Libro de los lugares y aldeas del Obispado de Salamanca (manuscrito de 1604), dentro del Ardenianazgo de Ledesma y su tierra, aparece Mieça, entonces con "doscientos y veinte veçinos, tiene una yglesia mayor de Santa María del Arbol, está en el campo y maltratada, an començado otra yglesia en medio del lugar, tiene ya tres arcos acabados y començado otro...".

La segunda parte del escudo la forman dos cabezas de águila de sable, ave de especial protección que abunda mucho en nuestra zona. Existen tradicionalmente varios lugares que han sido denominados "nido de águilas".

En Las Arribes del Duero, nuestra comarca, hay gran variedad de riscos, peñascos o "cimeros" donde las águilas anidan. Uno de estos peñascos se denomina "Peña del Águila", y es uno de los balcones más hermosos que hay sobre el río Duero.

La otra partición del escudo, con una montaña o peñasco de sinople, recuerda lo más representativo de Las Arribes del Duero, la orografía accidentada formando una gran falla o cañón de unos quinientos metros de caída hacia el río Duero.

Es un paraje natural de excepcional belleza. El mismo Miguel de Unamuno se inspiró en este lugar, punto de referencia insustituible en la elaboración de su libro Por tierras de Portugal y España.

Unamuno describía este paraje, "La Code", como uno de los miradores naturales más bellos de España y en su romance Durium-Duero-Douro decía "Code de Mieza que cuelgas/ sobre la sima del lecho". Unamuno hizo varios viajes a Mieza y se hospedaba en una pequeña pensión que estaba ubicada en la Plaza de La Constitución. El camino que acompaña a la montaña es precisamente el "Camino de La Code", de reconocido interés turístico.

 El Árbol es un olivo. La tradición popular de Mieza siempre ha tenido presentes, en su cultura ancestral, las plantaciones de olivos, cultivo, recogida de aceitunas y elaboración de aceite. Las aceitunas de Mieza, convenientemente aderezadas, han sido siempre conocidas en los mercados de la comarca por su buen sabor.

Existe, además una cultura tradicional de los molinos de aceite, elaborado de una manera artesana. El olivo ha sido adorado y mitificado por la tradición.

Los romanos, en sus asentamientos por esta zona, construyeron bancales para evitar que la tierra que sustenta a los olivos fuese arrastrada hasta el Duero en los inviernos lluviosos por el pronunciado desnivel de las montañas.

Los caminos, serpenteados, fueron asimismo construidos en la época romana con piedras, para evitar que las caballerías resbalasen cuando subían cargadas con las banastas de aceituna.

Las ondas de agua de azur y plata recuerdan el río Duero. Se refleja en el dibujo el notable desnivel existente en los "cimeros" por el gran cañón que forman el río y sus laderas.

El río Duero se une en nuestro pueblo incluso a la tradición católica.

En el año 1680 fue otorgada la Bula Papal para la adoración de la "Virgen del Amparo", cuya imagen de madera fue encontrada unos años antes a las orillas del Duero por unos campesinos que cultivaban los olivos.

Tradición, cultura y festejos están unidos, en Mieza, al paisaje y orografía que generan sus cultivos, su medio de vida.

La fiesta de la "Virgen del Árbol" tiene su origen en el agradecimiento por las cosechas que hacían los celtas al árbol.

 

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