A la Peña Empuje
Las mozas de la Rivera
cuando hacen lumbre en la tarde,
en vez de coger el fuelle
le soplan hasta que arde.
A la rueda rueda , de la fortuna,
sal a tu ventana cuando de la una¿
Las mocitas de mi pueblo
usan pendientes grandes,
porque dicen sus abuelas
que así no las lleva el aire.
A la rueda rueda , de la fortuna,
que vendrá la ronda con guitarra tuna¿
Las mocitas los domingos
van a la misa y al baile,
a repartir calabazas
a quien las ronda y no es nadie.
A la rueda rueda , de la fortuna
Abre tu ventana que entrará la luna¿
La mocita que yo quiero
le cuenta al cura sus penas,
por que no me las cuenta a mi
que no pongo penitencias.
A la rueda rueda , de la fortuna,
unas cogen hojas y otras aceituna
Las mocitas en la vendimia
usan pañuelos con flores,
para taparse la cara
y no le salgan colores.
A la rueda rueda , de la fortuna,
moza como tu, no queda ninguna¿
Las mocitas de Mieza
tienden en los balcones,
los suspiros y las risas
que lavan en los pilones.
A la rueda rueda , de la fortuna,
juncos y azuzenas tiene la laguna..
Las mocitas bordan sedas
y ríen en las solanas ,
encendidas por los soles
que entran por las ventanas.
A la rueda rueda , de la fortuna,
sal a tu ventana cuando de la una¿
Las mocitas casaderas
se pintan si van por agua,
para que las ronden mozos
y luego pelar la pava.
A la rueda rueda , de la fortuna,
que vendrá la ronda con guitarra tuna¿
A la rueda rueda, ya vas casada
con anillo de oro
y un traje de charra.
te pondrá tu suegra,
un colchón de lana
sábanas de hilo
y colcha bordada,
entrara la luna
con su luz temprana,
a poner tu cuerpo
como seda blanca.
A la rueda rueda , de la fortuna,
unas cogen hojas y otras aceituna
Marce
Abril 2012
De la Hornada al Hornazo:
¿Que cómo surgió el horno en las casas de Mieza? Del mismo modo que la necesidad de comer pan.
Cada vecino se las arreglaba para hacer su hornada y preparar el pan de cada día para toda una semana. Eran tiempos de posguerra. Nuestra infancia está alumbrada por recuerdos imborrables, entre los que surge espontánea la fabricación del pan casero.
Se contaba en el pueblo con la fábrica de harinas, adonde se acudía para moler el trigo de la cosecha, tan escaso en aquellos tiempos de hambre y familias numerosas.
Una vez obtenida la harina, era sometida a la operación del cernido, consistente en dejar pasar el precioso material a través de la tela tupida de los cedazos, movidos con agilidad sobre la artesa por las hábiles mujeres, principales artífices de todo el proceso del pan y que en esta operación terminaban con el pelo blanco por la harina.
De ahí que las mozas recitaran:
Cuando mi madre amasa, yo me enharino
para que diga la gente que yo he cernido
Seleccionada la harina, se hacía la masa del pan, que había que mezclar con una levadura casera eficaz llamada "yelda".
De vecino en vecino corría ese plato húmedo y enharinado, separado de la masa anterior, a fin de contar con el fermento para el pan. Con la ayuda del agua caliente se conseguía ir formando los futuros panes redondos.
El horno, durante estas operaciones, se iba preparando con la quema de piornos y escobas secas hasta conseguir calentar el espacio cerrado, cuya chimenea de entrada servía de aliviadero del humo y del calor. Las buenas amasadoras ya sabían cuándo había que limpiar el recinto redondo, para depositar con una larga pala de madera, cada uno de los panes para cocerlos. Un tiempo prudencial y se abría la boca del horno para contemplar la hornada de redondos y dorados panes. Pero para comerlos había que esperar a que se enfriaran sobre una larga tabla o una cama de bálago.
Para empezar se consumía el bollo grande, que se habría casi húmedo y se enfriaba con vino y azúcar. La fiesta del pan diario estaba servida y los panes, bien asentados, duraban hasta la nueva hornada.
A veces se hacían filigranas de pan, como las rosas sembradas de anises y comino, para ofrecer a la Virgen en su día.
O el famoso hornazo, que se preparaba como condumio de gala para las meriendas del día del día de la Pascua florida.
Domingo de Pascua:
Desde tiempos remotos ha existido la costumbre de ir al campo a comer la merienda el Domingo de Pascua, costumbre que existe en muchos lugares; pero hay variaciones con respecto al día, como el Lunes de Aguas en Salamanca o el segundo día de Pascua en otras zonas.
En Mieza, antiguamente, cada familia o pandilla de amigos elegía lugares distintos del término municipal para merendar. Se ocupaban fincas o prados propios. La costumbre fue cambiando, y desde hace varios años los vecinos del pueblo empezaron a ocupar las amplias y preciosas zonas del Carrascal.
El camino que conducía hasta allí, de unos cuatro kilómetros, se ha arreglado; y así, lo que se inició con un simple día de merienda en el campo, se ha convertido en una auténtica romería, en la que participa todo el pueblo.
Llegados a este hermoso lugar, cada grupo se aposenta en la parcela que ha elegido, generalmente la misma cada año, organiza y despliega todos sus bártulos y se inician los preparativos para encender la fogata.
Lo típico es preparar una rica paella, seguida de cordero asado, panceta, costilla y embutido casero, para terminar con una buena empanada y sobre todo, el típico y riquísimo hornazo, tradicional en estas fechas desde tiempo inmemorial. Todo ello acompañado con el sabroso vino de nuestras cepas, envasado en las botas bien curadas, que dan al exquisito caldo un sabor especial, saboreado en chorro largo en tiempo y espacio.
A medida que se va terminando de comer, se inicia un hormigueo en todas direcciones. Los instrumentos musicales, destacando la flauta y el tamboril, empiezan a sonar. El público se va reuniendo en torno a las charangas. Suenan la jota, las canciones típicas de la tierra, bailes movidos y trepidantes, que enardecen a los danzantes y poco a poco aquello se convierte en un auténtico batiburrillo de color, sonido y juerga por todo lo alto.
ROMANCE DE LOS MOLINOS (Al recuerdo)
Ya se van los mozos madre
camino de los molinos
y cantan a sus amores
mientras les muelen el trigo.
Ya se van los mozos madre
con sus costales de lana,
y cantan las guapas mozas
que cosen en la solana.
Ya están los mozos madre
que esperan a la molienda,
mientras les muele el molino
se reparten la merienda.
Ya están los mozos madre
con sus alforjas y el vino
mientras las ruborosas mozas
se deshacen en suspiros.
Ya vienen los mozos madre
ya suben los Reventones
con los costales de harina
y el fruto de sus sudores.
Ya vienen los mozos madre
con sus camisas de lino
mientras se afanan las mozas
que bordan con finos hilos.
Ya llegan los mozos madre
al pueblo llegan cantando,
que vienen de los molinos
con una vara en la mano.
Ya llegan los mozos madre
contentos y sudorosos,
le esperan las guapas mozas
para amasar sus tesoros.
LAS CALABAZAS DE LA VECINA
Cosas de mi niñez
Les quiero contar a ustedes,
una historia como tantas
que tuvo lugar hace años
vivida en mi tierna infancia.
Entonces por esas fechas
éramos doce en casa,
mis padres y nueve hermanos
y mi abuela que ayudaba,
vivíamos "pa las eras"
en casa que era alquilada.
La historia tiene su enjundia
y "pué" que hasta tenga gracia;
la cosa fue entre vecinos
ya que entonces se ayudaban,
pero una cosa es ayudar
y otra tomarte a guasa,
se trataba del trasiego
de inocentes calabazas
que venían en serones
grandes como barcazas
a lomos de tristes mulos
desde la misma Rugana.
Como estos vecinos tenían
la mano de obra algo escasa,
recurrieron a mis padres
que de eso les sobraba;
mándame a dos "rapaces"
que desenvuelvan con maña,
que luego yo los convido
al terminar la jornada;
han de subir, yo no puedo
al desván de la solana,
aquel montón que allí veis
de rollizas calabazas.
Reunidos en una mesa
coja de alguna pata,
deciden que yo fuera
con otro hermano del alma
quien le agarrara el pinzón
como aquel de Calatrava,
y a subir cien escaleras
hasta la misma solana;
nos despiertan muy temprano,
apenas rayaba el alba
para empezar el trasiego
con sincera mala gana.
Para empezar la cosecha
era de buena grana,
con enormes calabazos
grandes como tinajas,
para no desanimarnos
tiramos de las livianas,
con todo, no había manera
ni siquiera de abrazarlas;
al ver la dificultad,
nos dieron para acarrearlas
unos sacos con los restos
de abundantes gallinazas,
como yo le tenía alergia,
todo el rato estornudaba
con los ojos lagrimosos
y las velas que asomaban,
la calabaza en el saco,
el saco sobre la espalda
y a subir los escalones
pensando luego en la paga,
dejando la mercancía
como un desfile de calvas.
Al llegar el mediodía,
con la faena mermada
nos llama la susodicha
que a mandar se limitaba,
para parar la faena
y cumplir con su palabra
de premiar nuestra labor
que hasta entonces no era mala, con un ademán solemne
nos hace entrar en la sala,
nos invita a dos galletas
"pa mi que ya estaban pasas"
y después de aconsejarnos
que haber en que se gastaba,
nos da en la manos DOS PERRAS
a una por cada barba,
no sin antes recordarnos
la faena que faltaba;
nos miramos sorprendidos
por la afrenta y mala baba¿,
¡si ya te costaba el cine,
UNA PESETA rubiana!
Había que estudiar el caso
y darle justa venganza,
con estrategia de guerra
y con tropa si hace falta,
en vez de dormir la siesta
nos fuimos hacia la plaza
en busca de unos colegas
que apoyaran nuestra causa.
Allí subidos a un carro
preparamos una trama¿,
aprovechando que de oído
la mujer andaba escasa,
trepamos por la ventana
del corral a la solana,
donde ajenas a su suerte
brillaban las calabazas;
entre los cinco que fuimos
empezamos a rodarlas
y mas de veinte ejemplares
en saltos se despeñaban
botando en los escalones
hasta el portal de la entrada
donde las orondas pelotas,
sin remedio reventaban.
Con semejante alboroto,
allí la siesta se acaba,
la dueña salió gritando
y nosotros en retirada,
saltamos sobre la leña
que había junto a la ventana
delatando nuestro rastro,
una perdida alpargata.
Como pueden imaginar
a la mujer no le hizo gracia
y como se tenían por ricos,
la afrenta nos salió cara,
yo lo sentí por mis padres
que pagaron la venganza,
a los que les vino bien
fue a los cerdos y a la vaca
que comieron ración doble
de la rica calabaza.
Luego nos castigaron
a trabajos y sin paga,
con esto quiero decir
orgulloso de mi hazaña,
que aunque se tenían por ricos,
eran ruines y tacañas
y cuando les llegó la hora
de aquí no llevaron nada;
que Dios les tenga en su Gloria
y a mi me la fíen larga,
que ayudar a los vecinos
siempre es actitud honrada,
pero pensando en aquellos
como esta historia les narra,
mejor que se ayuden ellos
o paguen como Dios manda.
Marce, junio 2009
Cuando la Primavera se asoma
entre emergentes trigales,
hace cantar los arroyos
y susurrar manantiales.
Vuelvo yo a los Arribes
de cenicientos manjares,
trepando como en un sueño,
buscando en los humedales;
ese tapiz caprichoso
de tiernas manos, que salen
de los espejos del agua
entre las claras lunares,
de las cristalinas fuentes
y los mansos manantiales,
tapizando de colores
aterciopelados valles.
Ese manjar son "MORUJAS",
"regajos" en otras partes,
ensalada de los pobres
comentan según linaje.
Ya quisieran ingenieros
del fogón y del llantaje,
tener a mano el manjar
como se tiene un potaje
para aliñar con buen trago,
buen aceite y buen talante
añadiendo la sal y el ajo
y la hogaza que acompañe
las mejores aceitunas
de los templados bancales;
mecerla en los barreñones,
los de barro rezumante
y darle a los tenedores
como las gentes de antes,
que alrededor del barreño
con el humor chispeante,
hacían guiños a la vida
viviendo feliz ese instante.
Por eso quiero rendir
particular homenaje
a las humildes "morujas"
y a quien entiende este arte,
que somos la Cofradía
que tiene por estandarte
asegurar que éstas son
¡ Bocado di Cardinale ¡.
Como en los programas de fiestas de los dos años anteriores (2010 y 2011) quiero resaltar las cualidades humanas y profesionales de algunas personalidades de Mieza que, de una manera u otra, han destacado por su contribución a la difusión de la cultura, tradición, costumbres e idiosincrasia de nuestro pueblo en su sentido más honesto y entrañable.
Mieza, como pocas localidades de su entidad, es un pueblo muy conocido en el exterior. Y esto ha sido posible, no tanto por su hermoso paisaje, sus aceitunas, sus cerezas, su vino y su aguardiente, sino por la cordialidad y amabilidad de sus gentes.
1.- "LA ROSA"
Puede que alguien considere que no soy objetivo en la descripción que pueda hacer de mi pariente Rosa, hija del tío Quico, "El Cubilano" y, como no, sobrina de mi abuela Ángela. Puedo asegurar que, por encima de todo, está el reconocimiento real e imparcial de las capacidades de las personas, con independencia de que se esté o no de acuerdo con las formas de ser o pensar de nuestros semejantes.
Rosa nació en una época muy complicada (la posguerra), económicamente difícil (comer era un milagro en una España hambruna y harapienta) y en la que el papel de la mujer estaba supeditado al del hombre. Aún así, Rosa siempre ha tenido las inquietudes propias de una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres y ha estado siempre muy comprometida con los problemas sociales. Es temperamental, decidida y emprendedora y a ella se debe, fundamentalmente, la creación de la asociación de mujeres "Virgen del Árbol", que ha irrumpido con fuerza en las actividades culturales, lúdicas y festivas de nuestro pueblo (desde entonces se celebra la festividad de las Águedas y se programan excursiones con cierta frecuencia).
Siempre recordaré que en mi época de Alcalde se interesaba constantemente por los problemas de gestión y por el bienestar y progreso de los vecinos del pueblo. Posteriormente, en 2007, resultó elegida concejal y desde entonces es el primer Teniente de Alcalde, desempeñando sus funciones con ilusión, entusiasmo y entrega. Además, puede presumir de ser la primera mujer en Mieza que ha presidido las celebraciones de la festividad de nuestra patrona, la Virgen del Árbol, al sustituir al Alcalde, Lorenzo, por enfermedad, en uno de los actos más tradicionales e históricos: el desfile de las madrinas, el baile de la bandera y el de la rosca.
Estoy seguro, Rosa, que Serafín, tu marido, allí dónde esté (en el mejor lugar del cielo, por su bondad infinita) estaría tremendamente orgulloso de ti, como lo están tus hijos. Desde aquí te deseo larga vida y mucha suerte.
2.- LORENZO
Lorenzo es, ante todo, una gran persona, que en su conducta habitual manifiesta siempre con lo que en Derecho Civil se ha denominado la "diligencia del buen padre de familia", es decir, quién se caracteriza por actuar con el debido cuidado. Dicho de otra manera, el hombre de bien, equitativo y justo.
Lorenzo tiene un currículum personal como pocos en Mieza. Siempre le han gustado las cosas bien hechas, aunque se tarde en hacerlas. Lleva media vida trabajando para los asuntos públicos y eso le honra. Comenzó siendo concejal del Ayuntamiento de Mieza, en 1991; desde 1995 hasta 2003 realizó las funciones de Teniente de Alcalde y desde 2007 hasta la actualidad es el Alcalde de nuestro pueblo. La mayoría de las obras de infraestructura municipal desde hace más de 20 años, llevan su firma. Además, le gusta controlar el gasto de cada céntimo de dinero público que se invierte; esto es una garantía de gestión municipal en un momento de grave crisis económica como la que padecemos los españoles. Entre Lorenzo y José Ángel (excepcional Secretario Interventor del Ayuntamiento) han conseguido que Mieza sea uno de los pocos municipios del Estado que no está endeudado y eso es una garantía. Se pueden hacer mejor o peor las cosas, pero lo más importante es hacerlas con sentido común, honestidad y sin intereses personales. Y lo que afirmo lo digo con conocimiento de causa, porque siendo el que suscribe Alcalde, lo tuve trabajando a mi lado 8 años. Lorenzo es, lo que el gran novelista español de la generación de 1898, Pío Baroja, definía como un hombre "humilde y errante".
Sigue así, Lorenzo, porque cuando pase el tiempo y ya no estés, los vecinos de Mieza se acordarán de ti, no lo dudes. Al final del camino, aunque las personas se marchen, sus obras quedan y es el mejor legado que pueden dejar. Sé que cuando te vayas, lo harás como decía el poeta Antonio Machado, de la mejor manera, ligero de equipaje. Que la salud y la suerte te acompañen siempre.
3.- ALEJANDRO
Por desgracia ya no podemos disfrutar de la amabilidad de nuestro querido Alejandro "El Matacanillas", porque nos dejó en el transcurso de este año. Alejandro, era, como nadie, un amante de Mieza. Cada año nos dedicaba hermosas y sentidas poesías en las que siempre llevaba por montera el nombre de nuestro pueblo. Como ejemplo de su eterno amor por nuestro terruño, recuerdo estos versos de su poesía titulada "soy miezuco", publicada en el libro de fiestas de 2005:
"A Mieza siempre la nombro
y la llevo por bandera
lo mismo que esté en Madrid
como si estoy en Valencia¿"
Estuvo muchos años trabajando de camarero en el famoso bar "El Abuelo" de Madrid, muy cerca de la Puerta del Sol y cuando se jubiló y disponía de mayor tiempo de asueto se desplazaba a Mieza. Coleccionaba todos los recortes de periódicos locales en los que salían noticias de nuestro pueblo y con orgullo nos los enseñaba y disfrutaba de ellos como un niño con zapatos nuevos en las noches calurosas de verano sentado al "fresco" con los vecinos.
Sirvan estas líneas como homenaje a ti, amigo Alejandro, porque la ternura y sencillez que atesorabas construyó el mejor recuerdo sobre tu persona e hizo que nunca te podamos olvidar. El gran poeta Jorge Manrique, en las "Coplas a la muerte de su padre" dijo que: "Y aunque su vida murió, harto consuelo nos dejó con su memoria". Eso nos dejó Alejandro, la memoria de un gran hombre.
4.- TANO
Como Alejandro, Cayetano también nos dejó hace bien poco. Y la verdad es que es una de las personas que ha dejado una imborrable huella, por su bondad y amabilidad. Tano fue uno de los precursores de la animación festiva en Mieza y siempre estaba dispuesto a colaborar como nadie en las distintas actividades y vicisitudes de nuestro pueblo. Gran amante de la caza, se desplazaba incansablemente todos los fines de semana desde Valladolid para disfrutar de los familiares, de los amigos, de nuestro paisaje, de los festejos taurinos y de la caza. Tano poseía una bondad natural excepcional y junto a otros amigos, también Alejandro, formaba parte de una peña muy alegre y divertida en las fiestas, la peña "El Halcón".
Fue tanto el cariño que inculcó a sus herederos sobre nuestro pueblo, que éstos han seguido su estela y se desplazan con mucha frecuencia desde Valladolid (su lugar de residencia) hasta Mieza. Incluso le han seguido fielmente en sus aficiones (tanto en la caza, como en los toros y en las fiestas).
Quiero dejar plasmado en este pergamino el recuerdo hacia ti, Tano. Decía Albert Camus (escritor francés) que "el sol que reinó sobre su infancia, lo privó de todo resentimiento". Tano se corresponde con ese noble retrato: puro, claro y nítido; esas eran las características de su persona.
En otra ocasión "si procede" hablaré de otras personas.
JULIO FERNÁNDEZ GARCÍA
Soneto
Qué hermoso es el cerezo florecido,
generosa es con él la primavera,
que derroche de tules y de seda,
de fugaces estrellas que han venido.
Y yo miro a su cielo agradecido
del regalo de ver tanta belleza;
mi alma en mi ser se despereza
y mis penas se abrazan al olvido.
No quisiera despertarme de éste sueño,
asomado al balcón de la Rivera,
alimento así mi alma de colores,
del trino de los pájaros risueños,
de la brisa melosa que me besa
y me regala seductora sus olores.
Cuentan que en la antigüedad, a los frailes malos y rebeldes los encerraban de por vida en conventos-cárceles. Se cree que el convento de "La Verde" era uno de ellos.
Estaban tan apartados de toda civilización, que se llegaba a éstos tras muchas horas de camino por unos caminos tortuosos a lomos de amaestradas mulas. Quien era recluido en uno de estos sitios no salía de él jamás.
Los frailes confinados en "La Verde" ocupaban su tiempo entre rezos, la pesca en el río y el trabajo en la huerta que habían hecho a la orilla del río. Ahogaban las penas de su interminable destierro cantando a todo pulmón los salmos y plegarias rituales.
Desamparados de todos, recurrían a la Madre del Cielo cantando la Salve diaria con mayor fervor e intensidad que otras canciones; tanto es así, que aseguran que se les oía nítidamente desde las peñas del "Reventón", por lo que se le puso a una de éstas "La Peña de la Salve".
Hasta los frailes llegó el extraño fenómeno y se alegraron de que alguien les oyera en la tierra.
Tres orondos frailes del convento eran los más malos y difíciles de manejar. El superior ya no sabía a qué penitencias recurrir para tratar de cambiarlos. Un día, después de cometer la falta más gorda, fueron ellos mismos quienes se pusieron la penitencia y consistió en ir andando a aquella peña desde donde, decían, se oía su canto de la salve.
Emprendieron la subida del "Reventón" con sus pesadas humanidades. Maltrechos y agotados, ya cerca de arriba se sentaron en una gran piedra en el momento en que empezó la Salve a desgarrar el sublime silencio de "Los Reventones".
Transfigurados y transportados a otra dimensión, permanecieron arrobados oyendo el canto, perdiendo totalmente la noción del tiempo. Cuando volvieron en sí mismos, se levantaron de la peña en que habían estado sentados y sus orondas posaderas habían formado un hueco en ella.
Subieron hasta "la Peña de la Salve" y se admiraron de no ver nada, de no oír a nadie, si se exceptúa el robusto y alto ciprés que vigilaba el cementerio. Regresaron al convento y no encontraron a ninguno de los suyos, aunque la huerta estaba cultivada.
Los tres frailes no duraron en vida mucho tiempo. Se dieron sepultura entre ellos en el viejo cementerio del convento y el último pidió al hortelano que le enterrara donde los demás.
Así es como con ellos terminó la existencia del convento-cárcel de "La Verde".
Las calurosas noches del mes de agosto de este año hacen que dormir sea muchas veces una entelequia y el insomnio se apodera de mí y me machaca el cerebro hasta límites que desconocía. Quizá, más que el calor, sean los años, tal vez los problemas personales, o, probablemente, la angustia del existencialismo vital.
En cualquier caso, llevo tiempo pensando que expresar cosas buenas de los demás es la mejor forma de reencontrase consigo mismo; que decir lo que piensas, aunque haya que pensar lo que se dice, provoca más satisfacciones que desasosiegos.
Y en eso ando. Y qué mejor forma que escribir sobre personas que consideras relevantes, de seres humanos que han actuado siempre derrochando ilusión y pasión por su trabajo y que han preferido mantenerse en el anonimato social.
Además, todos tenemos la maldita costumbre de ensalzar a las personas cuando ya no están entre nosotros, cuando han fallecido. Pues en este artículo no va a ser así. Escribiré sobre personas vivas y que tienen en común algo muy importante: han contribuido con sus actuaciones, de una u otra forma, a mejorar la imagen de nuestro pueblo.
1. CASIMIRO
Llevo mucho tiempo con ganas de escribir sobre Casimiro. Simplemente con mencionar su nombre, niños, jóvenes, mayores y abuelos saben que es el mejor camarero que ha tenido Mieza porque se lo ha ganado a pulso desde que era un niño en el café "El Porvenir"; que sabe tratar a cada cliente como se merece; que nunca se cabrea; que se despierta en el bar y se acuesta el último después de servir a los bebedores más trasnochadores; que su compañía es tan agradable, que, aunque estés sólo con él, tiene conversación y calidez humana para derrocharla siempre contigo. Es un trabajador infatigable y los que ya tenemos varias décadas de vida recordamos anécdotas inolvidables de nuestra infancia, juventud y madurez, disfrutando en el bar, el baile o la discoteca, en las que Casimiro siempre estaba presente. Reconozco que yo he formado parte de un grupo de amigos que éramos juerguistas hasta decir basta y con nosotros Casimiro no ha sido sólo un excepcional camarero, sino un buen amigo que se ha integrado muchas veces en el festejo: cantando, tocando el acordeón y prestándonos el famoso "bombo" para que hiciéramos las rondas festivas nocturnas.
2. MARCE
Marce forma parte de una de las familias más queridas en Mieza: "los Claudinos". Una familia que, después del fallecimiento de los padres, la componen nueve hermanos. Una familia cuyos miembros siempre han sido muy cordiales y solidarios con la gente del pueblo y con los que, personalmente, mantengo una relación de amistad sincera y entrañable. Marce es un auténtico artista: pintor, dibujante, poeta y, sobre todo, una excelente persona. El Ayuntamiento de Mieza tiene que agradecerle mucho, porque, todos deben saber, y si no lo saben lo proclamo yo ahora, que desde que se hace libro programa de festejos en Mieza (concretamente desde 1982), la portada del mismo (que es, además, el cartel anunciador), ha sido siempre realizada por Marce desinteresadamente. Marce es de esas personas, como diría el cantautor Serrat, que tiene de un niño la ternura, de un poeta la locura y aún cree en el amor. Marce ha entregado lo mejor de su producción artística para el disfrute de los vecinos de Mieza; porque Marce, no sólo pinta cuadros maravillosos en los que plasma la idiosincrasia de Mieza y sus vecinos, sino también es un gran poeta que escribe como nadie; y sus poemas nos los ha regalado plasmándolos en los distintos programas festivos.
3. SANTIAGO
Santiago es, sobre todo, un enamorado de Mieza. Tuvo la desgracia (como le ocurrió también a Casimiro), de quedarse huérfano de padre cuando era sólo un niño. Además, su padre, Gonzalo, murió violentamente en unas condiciones muy tristes que todos conocemos. Santiago es de esas personas solidarias, sensatas, bonachonas y leales, de las que debería haber más en nuestra sociedad. Desde que vino por primera vez a las fiestas después de varios años, en 1978, no ha faltado ninguno y los miembros de su peña, "El Empuje", saben que es el corazón del grupo; es, hablando en el argot futbolístico (deporte que tanto ama y madridista hasta la médula) el que distribuye el juego a las bandas y al área para que los delanteros marquen los goles. Igual que en el caso de Marce, el Ayuntamiento tiene una deuda impagable con Santiago porque no solo ha formado parte de las Comisiones de Fiestas que se crearon para levantar nuestros festejos a finales de los años 70, sino también, actualmente, es quién año tras año presenta las fiestas y trabaja sin cesar concienciando a los miezucos para que todos colaboremos. Su voz por el micrófono se ha hecho tan familiar entre los vecinos que sin él las fiestas no serían lo mismo.
4. JOSÉ ÁNGEL
José Ángel es el Secretario del Ayuntamiento de Mieza. Muchas personas que lean esta dedicatoria pensarán que no es un hijo del pueblo, no es un vecino y que, por tanto, poco o nada lo relaciona con nosotros. Pero yo, que estuve de Alcalde 12 años, sé muy bien lo importante que ha sido la incorporación de este gran funcionario para el Ayuntamiento y los vecinos de Mieza. José Ángel es de esos profesionales que no abundan en los puestos de trabajo. Es de esos funcionarios que trabaja sin cesar todos los días y que renuncia a parte de sus vacaciones (algo insólito en la sociedad en que vivimos) por sacar adelante la documentación que genera la Corporación Municipal y por asesorar permanentemente al Ayuntamiento. Si de algo estoy orgulloso de mi etapa al frente de la Corporación fue promover su incorporación a nuestro Ayuntamiento, en septiembre de 1995. José Ángel es el mejor ejemplo de lo que debe ser el funcionario en el ejercicio del "civil service" (servicio público) tal como lo definía el escritor irlandés Oscar Wilde: "Lo importante es que sea un caballero, pues si no lo es, cuanto más sepa, peor". Con la llegada de José Ángel, la secretaría del Ayuntamiento se abre todos los días (menos los miércoles, que está en Cerezal) y a las horas normales. Algo que hubiéramos querido tener en otras épocas en las que la oficina estaba cerrada casi todos los días.
A los cuatro, que considero buenos amigos, les envío desde aquí mi admiración y respeto y les deseo larga vida y mucha suerte. Todo será siempre en beneficio de Mieza. Quiero dejar constar (para que nadie se ofenda), que si he resaltado a estas cuatro personas es porque se han mantenido en el anonimato y casi siempre se ensalza a las mismas. En otra ocasión, si procede, hablaré de otras.
JULIO FERNÁNDEZ GARCÍA
Cuando de niños alguien nos preguntaba ¿Tú rapaz de dónde eres?, contestábamos: "Yo soy de Mieza, Partido de Vitigudino, Provincia de Salamanca".
Así Vitigudino era para nosotros el referente más importante de todos los pueblos de la Comarca.
Los Martes eran y siguen siendo los días de mercado en Vitigudino y las gentes de todos los pueblos de la Comarca, acudían a vender los mejores productos cosechados en sus tierras y otros elaborados de su ganadería, especialmente vacuno, lanar y porcino, como quesos, jamones y toda clase de embutidos.
Los vecinos de Mieza constituían una parte importante de ese mercado, llenando la Plaza con toda clase de ricas y sabrosas frutas, verduras, patatas y sobre todo una excelente aceituna en sus variedades de negra y blanca. Nuestras aceitunas llegaron a tener gran fama y renombre en toda la Provincia, incluso en el Mercado Central de Salamanca, donde en algunos puestos se podía leer un cartel con la inscripción: "Aceituna de Mieza", como si se tratara de una "denominación de origen".
Mi padre Fermín "EL PINA", iba todos los Martes a Vitigudino con su carro de varas tirado por el mulo y el burro enganchado delante, yo le acompañaba casi siempre mientras estuve en el pueblo. Salíamos de Mieza entre las dos y las tres de la madrugada para llegar a nuestro destino entre las 8 y las 9 de la mañana.
El viaje era muy duro, no solo para recorrer los 28 Km. que separan ambas localidades, sino también, porque en pleno invierno había que soportar el frío, la lluvia y a veces fuertes vientos racheados que entorpecían la buena marcha e impedían andar con normalidad incluso a los animales.
Nosotros éramos unos privilegiados porque íbamos dentro del carro cubierto por el toldo y bien abrigados con una manta para protegernos de las inclemencias del tiempo, pero la mayor parte de los miezucos iban con el mulo tirando del rabero, cargado con un par de banastas llenas de fruta o aceitunas y haciendo todo el recorrido andando, así que el viaje se convertía en una odisea cuando las circunstancias meteorológicas eran muy adversas.
Al llegar a Viti, nos dirigíamos directamente a la Posada, donde metíamos las caballerías en las cuadras habilitadas para ellas y se le ponía el pienso correspondiente para que comieran, bebieran y descansaran del largo y penoso camino recorrido.
Mientras tanto, nosotros almorzábamos primero y luego hacíamos todos los trámites de compras necesarias, para abastecer el pequeño comercio de ultramarinos que mi padre regentaba en aquellos momentos. Una vez realizadas las susodichas compras, nos dábamos una vuelta por el mercado para vender el género que en ocasiones pudiéramos llevar y aprovechar para visitar a nuestros paisanos que también vendían sus productos, para charlar un rato con ellos, cambiar impresiones y comentar las inci¬dencias, así como la situación y animación del mercado durante la jornada.
Después de realizar las compras correspondientes y finalizada la venta de los productos llevados al mercado, volvíamos a la Posada para comer y reponernos de las fuerzas perdidas antes de preparar el viaje de regreso.
La vuelta se iniciaba entre las dos y las tres de la tarde para llegar a casa alas 7 u 8 de la tarde-noche, según la época del año.
Así finalizaba una jornada dura pero también muy distraída y agradable ya que saludábamos a mucha gente conocida de los pueblos limítrofes y se rompía la monotonía del resto de la semana con las labores cotidianas que realizábamos en el campo.
Espero que con estas líneas hayamos recordado brevemente como transcurría una jornada en el Mercado de los Martes en Vitigudino para las gentes de Mieza.
CONRADO BERNAL "EL PINA"'
Hoy en día vemos con bastante frecuencia en las revistas llamadas "del corazón", reportajes gráficos en su mayoría, que las gentes ven y comentan; también la televisión habla de ello, pero para el tiempo las páginas de las revistas, manoseadas y deterioradas, se arrastran por los sucios suelos de las calles, son pisoteadas y alguna puede que ensaye un débil vuelo al impulso de una ráfaga de aire, y lo que se vio en la televisión se olvida suplantado por otras noticias más recientes e importantes.
Pero este caso, que no podrá ser recordado por muchas personas que vivieron, porque pasaron a mejor vida, quizás haya alguien en aquel entonces muy joven o pariente de los contrayentes que al mencionarlo lo recuerde porque les tocó de cerca; pero este día que ellos vivieron ilusionados, que no tuvo reportaje gráfico ni televisivo, ahí lo tenemos inmortalizado, porque un hombre testigo del evento, ducho en letras, tomó la pluma en sus manos y lo recogió en un relato, que poco tiempo después fue presentado a un concurso literario, "Juegos florales" se llamaba entonces y tuvo la satisfacción de recibir un premio.
Es, quizás, demasiado extenso para transcribirlo íntegro aquí, por eso y aunque con menos maestría que el escritor trataré de darlo a conocer y que sirva de recuerdo a esos contrayentes, parientes míos, y como homenaje al autor de mis días, que aunque no era vecino de Mieza, tuvo siempre gran aprecio por la patria chica de su esposa, que fue mi madre.
Titula el relato "Una boda en la Ribera" y comienza con la descripción del viaje que empezó en la estación de Salamanca de entonces, ferrocarril del Oeste que explotaba la línea férrea de Salamanca a Barca de Alba (hoy como sabéis sin servicio), llegando a la estación de Lumbrales a las diez y media de la mañana, para, dejando el incómodo asiento ferroviario meterse en un "cascarón de nuez" cuyo dueño, en un exceso de amor propio llamaba pomposamente "coche de viajeros" (copio literalmente) y con cierto temor de que ocurriera algo desagradable por lo destartalado del carruaje, pero parece ser que el conductor era un experto y conocía bien el camino y lo que tenía que hacer, aunque algunas veces se viesen viajeros obligados a bajar del vehículo (dejar el ascensor dice el relato) y subir a pie la aterradora cuesta que se les presentaba delante.
A continuación, va describiendo con ágil pluma la inmensidad del paisaje, mudo, triste, donde no se ve ni un hombre, ni una sombra y sólo, de tarde en tarde un árbol o una planta y a lo lejos, rocas de caprichosas formas, todo árido y como si no perteneciera a este mundo hasta que llegan al puente "resbala" como nota anacrónica en la severidad del paisaje, (entonces recién construido).
Pasado el puente y por una menguada carretera que parece un camino vecinal, llegan a Saldeana, en cuyas proximidades se suaviza el paisaje y la tierra toma un alegre color verdoso. El coche va más ligero y pronto llegan a Barruecopardo, para después de un descanso, reanudar el vieja y esta vez en caballería, mulos o pollinos, pues el sendero, estrecho y tortuoso, no permite otro medio de locomoción.
Al cabo de una hora Cerezal y atrás queda el picacho de Peñahorcada, atalaya de toda la comarca, y ya camino de Mieza entre polvo y zarzales, terminó el viaje, y allí, la paternal acogida de los buenos parientes que esperan y el buen yantar de suculentos manjares, todo de la tierra y casero para reponer fuerzas del largo e incómodo viaje y la tía Josefa que cariñosamente invita sentaivos hijos que vendréis rendíos de gatear por esos caborzos.
Comei esas anguiletas que entavía no hará dos horas que vuestro tío las trujo del Cachón (copio literalmente) y si no vos gustase el aderezo, ahí tenéis ese jamón y demás el chorizo, que es de confianza y se embute mejol. Hala, echai mano a la cuchar y a comer se ha dicho, hasta que interrumpe el tío José que dice autoritaria y bondadosamente "Alto que ahora hay que echai una pinga".
Bebe él y alarga a los demás mientras pondera la bonanza de la bebida y entre trago y trago se va dando cuenta de las viandas. Y ya terminada la comida entra en el portalón un grupo de mozos presididos por un hombre de mayor edad que saluda sombrero en mano a todos los presentes y dirigiéndose a ellos dijo con estas o parecidas palabras (copio literalmente):
"A lo que vengo, vengo. Ya sabréis que mañana, si Dios quiere, se amarida mi sobrino Manuel con la su prima Manuela, y yo como padrino tengo gusto de condidaivos a la iglesia y a todo".
Luego habló el novio que dijo ceremonioso y serio "el mismo gusto tenemos mis padres y yo, y quisiéramos nos acompañarais todo el día".
Después tomó plaza el jarro de vino brindando por todos los presentes y ausentes.
Después le tocó el turno a la novia y madrina alhajada y peripuesta como un festivo día. La escena se repite y dice la madrina "nosotros venimos a lo mesmo". Y después de comer unas rosquillas y echar una pinga salieron haciendo sin embargo un alto a fin de no quebrantar el protocolo, que a lo que parece prohibía terminantemente que ambas comitivas coincidieran en el mismo punto.
Y para que vean cosa buena, van después los forasteros a casa de la novia donde habrá de celebrarse el ágape nupcial, donde con asombro ven y admiran cantidad de viandas tan sustanciosas y variadas que le hacen a uno pensar en las "Bodas de Camacho" y ante su asombro la mujerita que andaba con ellas les dijo muy convencida que en los días que dure la boda y la torna boda se ha de comer todo y no quedará nada.
Y llegando el día siguiente, día de la boda bien de mañana han de abandonar el lecho despabilados pues una alegre alborada gaitosa tamborilera y la bullanga juvenil que llega desde la calle, y les espera un desayuno más que frugal del que toman un buen tazón de chocolate y un buen vaso de leche recién ordeñada a más de unos almibarados y frescos higos traídos expresamente de los vergeles de la Verde aquella misma mañana.
El pueblo está de fiesta y fiesta grande pues la boda es rumbosa y está invitado casi todo el vecindario y como es tradicional el gordinflón y simpático Elías que tamboril al brazo va despertando a los convidados para conducirlos a casa del novio, después a buscar a los padrinos para, todo el cortejo unido, ir a buscar a la novia y todos ya se dirigen a la Iglesia con el tamborilero a la cabeza y después de las ceremonias de ritual en la puesta entran todos en el sagrado recinto y comienza la misa cantada todo ingenuidad y poesía, tomando parte en la misma unos cantando los Kyries, otro el Incarnatus, aquel otro el Sanctus y todos se muestran sin dobleces, sin impurezas y con un solo orgullo: el de su arraigada fe religiosa.
Y terminada la función religiosa vinieron luego los convites, en primer lugar en cada de los padres de la novia, donde entre otros dulces se encuentran las obleas, de la que hay que tomar dos precisamente - ni más ni menos - una oblea se tomaba en nombre del padrino y la otra era obsequio de la madrina y el consiguiente traguito de vino después.
Y a la hora prevista, la comida, haciendo honor a todas aquellas viandas que admiraron el día anterior y para postre el arroz con leche -obligado postre en estos festejos- y después las amigas de la novia caldean el ambiente y emocionan con las coplas que tienen preparadas.
Las hay de mera urbanidad y cortesía:
Con el permiso de ustedes
entramos en esta sala
a darle la enhorabuena
a nuestra amiga del alma.
Otras de advertencia cariñosa y exposición de méritos de la recién casada:
Mira novio que la llevas
bien vestida y bien calzada
bien querida de sus padres
y también de sus hermanos.
Otras suplicantes e invocadoras de los buenos sentimientos del cónyuge:
Cuando tocaban a misa
tus padres te la entregaban
pidiéndole mucho a Dios
que no se la maltrataras.
Galantes y aduladoras como ésta:
Que viva la guisandera
y el señor tamborilero
y que vivan los que están
en esta mesa comiendo.
Todas ellas seguidas del siguiente estribillo:
Y los padres que allí están presentes
tristes y obedientes
la dejan marchar
a una hija que tanto han querido
y con tanto gusto
la han dado el pan.
Terminados los cantos, se despiden las mozas y se da por terminado el ágape y vino después el baile donde bailó hasta el gato y el humilde cronista para no desaviar a la novia a la que tiene la obligación de espigar o sacar a bailar todos los convidados.
No faltó el baile de la rosca. Le llegó el turno a la convidada, donde hay chochos hasta cansar y rosquillas y las consabidas dos obleas y la pinga para pasar todo ello, y después la cena, segunda parte de la comida, donde ya las gentes parecen cansadas de tanto comer.
Volvió después de la cena el baile hasta la media noche en que terminó el jolgorio y a descansar que al día siguiente hay que regresar a la ciudad por cuyo motivo no pudieron asistir a la toma boda siguiente.
Y termina el relato con el envío. [...]
Quiero continuar con la serie comenzada en el programa de 2010 y cuya única intención es resaltar a personas que, con su amor a Mieza como algo prioritario en su vida cotidiana, contribuyen sistemáticamente a la difusión de las excelencias de nuestro pueblo. Y lo hacen cargados de ilusión e impregnados de decoro y humildad. Son gente comprometida y solidaria.
Como en otras ocasiones, espero que las personas que a continuación menciono, no se sientan molestos por la referencia que hago de ellas. Es para mí un honor resaltar las excelentes características personales de los mismos y lo hago siempre respetando escrupulosamente la legislación sobre protección de datos de carácter personal.
1.- JACINTA
Jacinta ha sido una mujer que he admirado siempre por muchas cosas, que intentaré resumir en este breviario. Difícil es, porque si enumero cada una de sus positivas cualidades personales tendrían que reservarme el libro programa de fiestas para mí solo. El destino hizo que su vida comenzará ya con un grave traspié, puesto que con su nacimiento se produjo el fallecimiento de su madre. ¡Qué tragedia! Es algo que siempre me he preguntado, ¿qué remordimiento de conciencia se puede tener por un suceso de tales características? Imagino que muchos, teniendo en cuenta que cuando la persona nace ni tiene conciencia, ni voluntad, ni sabe lo que hace, ni lo recuerda. Nunca lo he preguntado. Pero lo que sí puedo asegurar, que alguien que su nacimiento se produce así, hay que quererla con más fuerza, si cabe, durante la infancia, ya que supone un refuerzo psicológico muy importante. Y Jacinta es una mujer jovial, agradable, cordial, dicharachera, muy amiga de sus amigos, porque con su forma de ser ha motivado que se la quiera mucho y que no tenga enemigos. Admirable. También el azar le jugó una mala pasada al quedar viuda muy joven y con dos hijos pequeños, y encima, en una sociedad donde el acceso de la mujer al mundo laboral era mucho más complicado que en nuestros días. Pero Jacinta lo superó, como también superó varias enfermedades. Y siempre con una sonrisa en los labios, una mirada limpia y serena y un mensaje de apoyo constante a la gente que tiene problemas.
Por otro lado, Jacinta siempre ha colaborado con Mieza en muchos aspectos. Es de las primeras personas que conozco en el pueblo que ha recopilado fotografías costumbristas, de nuestras gentes, sus oficios y tradiciones, de nuestras calles, de nuestras fiestas y nuestro folklore. Y lo ha hecho desde tiempo inmemorial, cuando las cámaras de fotos eran un objeto deseado pero inalcanzable para la mayoría. Y las ha expuesto desinteresadamente muchas veces en el salón de exposiciones del Ayuntamiento. También, como signo inequívoco de persona solidaria, ha donado muchos libros a la biblioteca pública para el uso y disfrute de todos. Colabora anualmente con artículos originales e interesantes en este programa, desde sus comienzos y aporta ideas y sugerencias siempre positivas sobre actividades a realizar en las Fiestas Patronales.
2.- LUCI
Lucidio (Luci), como los cuatro personajes que quiero honrar en este artículo, es una persona de las que (en argot coloquial) se puede afirmar con rotundidad "tiene cuerda para rato". Gran amante de la música popular castellana, de las canciones tradicionales de Mieza y un auténtico artista en el arte de tocar la flauta y el tamboril. La afición, además, le viene en los genes, ya que, tanto su padre como su abuelo fueron unos genios en la música, cante y bailes tradicionales de nuestra tierra. Antiguamente, cuando visitaba el pueblo alguna autoridad nacional o provincial y el pueblo hacía una fiesta para recibirlos, el abuelo de Luci era quién tocaba la flauta y el tamboril y su padre, uno de los que bailaba la rosca y otros bailes tradicionales. Como prueba de ello, quedaron plasmados en varias fotografías fechadas a mediados de los años 20 (probablemente en 1924), realizadas por Gombau (que era el fotógrafo oficial de Salamanca en aquella época, quién retrató, entre otros a Unamuno) y que están permanentemente expuestas en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Mieza.
Luci dedica muchos de los momentos de su actual etapa de jubilación a amenizar celebraciones de todo tipo en nuestro pueblo, y siempre lo hace de forma voluntaria y desinteresada. Así, en fiestas como San Sebastián, Virgen de la Code o Virgen del Árbol y en otras, que ya forman parte de la tradición, como las Águedas, de la asociación de mujeres o en las realizadas por la asociación de mayores, es Luci quién hace el "pasacalles" y organiza los bailes por nuestras calles y plazas.
Incluso antes de su jubilación, cuando trabajaba y vivía en Alcalá de Henares, era uno de los tamborileros que organizaban y participaban en la fiesta de la "casa de Salamanca" en aquella localidad, haciendo buena publicidad de nuestro pueblo y provincia, para que sean más conocidos en el exterior. Yo mismo fui testigo de esto en mi época de Alcalde de Mieza.
3.- MACARIO
Macario es otro de los personajes de este relato que no necesita presentación (como diría el moderador de un debate televisivo), dado que en nuestro pueblo, sólo con mencionar su nombre, se le identifica como alguien comprometido con Mieza, amante de nuestra cultura y tradiciones y gran organizador y animador de nuestros festejos. El año pasado, 2012, tuve la oportunidad de recordar (en mi discurso del pregón de fiestas), que Macario fue, junto con Chan el Cuco y Valentín el pina (entre otros), uno de los que promovieron el brillante resurgir de nuestras fiestas patronales, cuando, en 1974, se atrevieron a comprar una vaquilla para lidiarla el día del "toro" y comerla posteriormente en la plaza por todos los vecinos, el día 8, festividad de la "Virgen del Árbol". Posteriormente, fue quién se encargó de imprimir en Barcelona (donde trabajaba) el famoso cartel de toros (en el que aparecían los diestros "El Cuco, Riverita y el Niño de Mieza"), y que conservamos como un recuerdo feliz en nuestra memoria.
Macario, además, es muy brillante en el arte del baile tradicional. Lo mismo le da una jota, que un pasodoble, que el baile de la botella, el de la bandera o de la rosca y todos los años es uno de los que interviene en el tradicional "baile de la rosca", que, junto con el Ofertorio y el "baile de la bandera", son el núcleo central de nuestras fiestas patronales. Es, asimismo, un excelente animador, motivando a la gente para la juerga y para el baile, sobre todo cuando el cansancio pesa en los cuerpos hacia el final de la fiesta.
También, como Luci, es un excelente embajador de los encantos de nuestro pueblo más allá de nuestras fronteras. Es muy conocido en la casa de Salamanca, en Madrid, donde nos promociona siempre que puede.
4.- KIKO "EL ASTURIANO"
Kiko es, ante todo, un buen amigo, con el que he tenido la oportunidad de compartir vivencias inolvidables y muchas de ellas relacionadas con nuestro pueblo. A pesar de no haber nacido en Mieza, Kiko se siente un hijo más de nuestra tierra y desde que sus obligaciones laborales se lo permiten (está jubilado) para largas temporadas en Mieza
Kiko es un gran amante de la naturaleza y una de sus principales aficiones es practicar senderismo, de tal suerte que fue uno de los que más insistió, en su día, en que había que hacer una ruta de senderismo todos los años para promocionar el turismo, la cultura, tradición, gastronomía e idiosincrasia de nuestro pueblo. Y así se ha hecho desde 1996 hasta la fecha. Kiko, además, fue el primero en señalizar desinteresadamente (respetando la nomenclatura internacional) varias rutas de senderismo en Mieza y lleva colaborando en la confección del programa de fiestas con artículos e historias siempre interesantes sobre nuestra vida y costumbres.
Pero su aportación a nuestro pueblo extiende su radio de acción a otras actividades. Como es un excelente tenor y forma parte de un Coro Minero asturiano, colabora con las personas que cantan en nuestra Parroquia durante la celebración de las misas. Igualmente forma parte de un grupo humano cordial y agradable que se reúne con mucha frecuencia en el local denominado "Corral de la Code" y cuyos miembros se divierten de forma sana y sincera y animan constantemente a la convivencia pacífica entre todos los vecinos.
Este año, Kiko, es el pregonero oficial de nuestras fiestas. Estoy seguro que lo hará emocionado y será un discurso enriquecedor, sosegado, sensato y ameno.
A los cuatro les deseo los mejores éxitos y una vida larga y feliz.
Y otro año, si procede, hablaré de otras personas.
JULIO FERNÁNDEZ GARCÍA
En esta ribera y condado de Ledesma mucha es la devoción con esta Santa y Convento.
Explícanla sus habitantes con sus continuadas visitas en cumplimiento de votos y promesas ya comunes ya particulares; asistiendo toda esta comarca con sus benditas limosnas a la manutención de sus moradores, los que se emplean continuamente en pastorear sus almas en confesiones, predicaciones y demás cosas especiales, es decir: espirituales para desahogo de sus conciencias.
Tiene este convento en su económico gobierno dispuesto todos los lugares de tierras de Ledesma y Ribera en ocho veredas que cultivan ocho predicadores todas las Cuaresmas, Advientos y Pascuas con este pasto espiritual y quedan en el convento los restantes para lo mismo y asistencia al Coro y demás oficios divinos y en retorno acuden los bienhechores con sus limosnas para el sustento corporal de los religiosos.
Entre las devociones de estos lugares comarcanos es singular la del lugar de Mieza, viniendo todos los años en procesión todo el pueblo con su parroquia y cruz alta a visitar en esta soledad a Santa Marina y Ntra Señora de la Salud a quien cantan su misa y sermón el Lunes de Abillo.
Milagros de Santa Marina (siglo XVII)
En el lugar de Mieza, tierra de Ledesma, refiere el Padre Fr. José de la Cruz que había una mujer hidrópica en tal estado que el vientre se le subía monstruosamente sobre la cara. Imposibilitada de poder moverse, pidió el agua de Santa Marina y llevándola y bebiendo en ella en breve tiempo se fue enjugando y desapareciendo aquella horrible hinchazón y quedó buena y sana, para venir a este Convento a dar gracias a Dios y a su valedora Marina.
También refiere de otra mujer enferma de la misma enfermedad y se puede excusar el repetirlo.
En estas enfermedades de calenturas y tísicas son tantas las experiencias que ya no se hace caso porque todos los días se están experimentando admirables progresos. En casos funestos y desgraciados fracasos se manifiesta y admira cada día la protección y virtud de nuestra Santa Marina.
D. Pedro Hernández, presbítero, beneficiado y cura propio del lugar de Mieza por espacio de 66 años; hombre de todas prendas a quien varias veces oí decir que toda su vida había padecido este trabajo de dolor de cabeza y aunque había experimentado en él varias medicinas no había hallado remedio eficaz, sino meter la cabeza en el agujero de la Peña de Santa Marina y que cuando era mozo venía a este sitio sólo a este ministerio en que había experimentado admirables efectos: unas veces quitándose luego y otras aliviándosele sumamente; reconociendo siempre el beneficio obrado en el agujero de la Peña por los merecimientos de la fiel sierva de Dios.
Ahora cuando viejo este venerable párroco (cerró la clausura de su vida con cien años) solía decir con su acostumbrada bondad y llaneza: "Ahora que no puedo ir al agujero de la Peña, me favorece Dios por los méritos de mi veladora en darme los mismos dolores, mas tan remisos y llevaderos que claramente conozco que sólo me los da para refrescar la memoria de los beneficios recibidos en la Peña". Todas son palabras suyas.
Yo también puedo certificar que el olor de este agujero tiene virtud para desterrar sombras obscenas e impuras cogitaciones y engendrar puros y castos pensamientos y por último digo que solía decir este venerable y antiguo párroco a sus feligreses: "¿Duéleos la cabeza?, pues recurrid al agujero de la Peña donde hallaréis remedio para esta y todas las demás dolencias".
Medito y contemplo lo hermosa que es mi tierra, lo solidaria que es su gente cuando se recogen las cerezas. En esos días de recolección se forman cuadrillas de familias, vecinos y forasteros que, con gran afecto se desplazan hasta nuestro pueblo para ayudar a "apañar" las cerezas. Vaya para ellos mi admiración y agradecimiento.
En esos días, todo es gracia y simpatía, se recuerdan viejos cantares y romances, se cuentan chistes y anécdotas, como la de una maestra que tenía por costumbre llevarse a las mocitas para recoger sus cerezas y les decía: "cantad hijas, cantad" (para que no comiesen cerezas).
Se debería promocionar más nuestro producto como en otras zonas, que tanto anuncian con la semana de la flor del cerezo, del almendro. Nuestro pueblo, que tiene todo eso, más los guindales, perales y un sinfín de árboles frutales, que tanto embellecen nuestra querida tierra en primavera.
En puertas del verano, por San Antonio, la recolección de las cerezas comienza a las seis de la mañana y dura hasta las nueve de la tarde. Todo es un ir y venir de gente, con toda clase de artilugios, tractores, motoazadas, mulos, burros, carros y hasta carretillos llenos de nuestras hermosas cerezas.
La Cooperativa es un hervidero de gente, todo el mundo se ayuda a cargar y descargar, pesar, vaciar y recoger cajas. Ahí se ve un pueblo solidario; siempre hay quién te echa una mano como popularmente se dice.
Me siento muy afortunado de pasar esos días entre mi gente, de aunar mis esfuerzos para que todos, felices y contentos terminemos la recolección dando gracias a Dios, que también es solidario, pues el señor Cura retrasa una fiesta muy solemne hasta que terminamos y en misa nos desea que terminemos bien las cerezas ya que llevamos dos años con graves caídas de personas que, afortunadamente los lisiados se recuperan bien y nos dejan una anécdota más para contar.
Bueno, yo, por mi parte, os deseo lo mejor y que para otro año lo podamos contar.
Y para la mejor despedida, el "romance de mi querida", para quien lo sepa cantar:
"Apañando cerezas le canté a mi morena
si la zarza no me enzarza
y el tomillo no me enrieda
contigo me he de casar
aunque tus padres no quieran".
Macario (un rapá de Mieza)
En el libro-programa de fiestas de 2010, me tomé la licencia de ensalzar a cuatro personas que, de una u otra manera han colaborado en el progreso social, cultural y económico de nuestro pueblo. Y al final del artículo decía que en una futura ocasión, "si procede" hablaría de otras.
Pues bien, ha llegado el momento y así lo hago. Y al elegir a los personajes me he dado cuenta de que sólo he elegido a una mujer (y es una pena), dado que la historia ha sido tremendamente cruel con el sexo femenino y en las sociedades tradicionales (la de nuestro pueblo lo es, y mucho) el papel de la mujer ha sido relegado siempre a un injusto segundo plano; cuando, en realidad, no sólo ha trabajado en la casa atendiendo a los hijos, al marido y al resto de la familia, sino que también ha realizado labores agrícolas y ganaderas, en algunos casos más que los hombres, sin que su trabajo haya sido reconocido socialmente como se merece.
Espero que a ninguno de los personajes que menciono (siempre con ánimo de homenajearlos públicamente) les siente mal esta semblanza de sus vidas y andanzas. Quiero dejar muy claro que mi intención no ampara ni oscuros intereses ni pretensiones bastardas, sino todo lo contrario: mi admiración y mi respeto por quienes hacen del trabajo por los demás un honesto estilo de vida.
1. "LA HORTENSIA"
Hortensia Pascua Holgado es una de tantas mujeres (de la generación de mi madre) que nació en la inmediata postguerra civil y que recibió una educación acorde con esos tiempos tan complicados en la vida de España. Una educación que relegaba a la mujer al papel de ama de casa y, como mucho, en el caso de realizar trabajos en el exterior, a labores de asistencia social y de beneficencia. De niñas sabían que sus maestras le inculcaban que debían obediencia ciega primero a sus padres y después, cuando se casaran, a sus maridos. Así lo determinaba claramente la doctrina de la Sección Femenina adscrita al régimen político del momento.
No obstante y a pesar de ello, Hortensia nunca ha sido una mujer conformista con las sociedades adormecidas e insulsas y siempre se ha rebelado contra las injusticias sociales utilizando la razón; es una persona que ha desarrollado su inteligencia natural para hacer ver a los demás que el sentido común (eso que parece tan sencillo pero que tan poco abunda como decía Unamuno, que es el "menos común de los sentidos") es lo que debe presidir todas las actuaciones de la vida. Mujer que es, además, temperamental y sosegada a la vez (algo siempre difícil) y que intenta transmitir con argumentos su opinión sobre las cosas y su forma de ver la realidad.
Como prueba de esto hay que destacar que es la única mujer que ha escrito artículos en todos los programas de fiestas desde que en 1995 se abrió la posibilidad a que los vecinos participaran libremente en el mismo y sin censuras, contando anécdotas, vivencias, historias, poemas, panegíricos y semblanzas. Forma parte, también, junto a más vecinas del pueblo, de ese Coro que canta en las celebraciones litúrgicas y ha sido una de las socias fundadoras de la Asociación de Mujeres.
2. PEPE "EL MAESTRO"¿ Y ALCALDE
José Sánchez Martín ha sido siempre para mí un personaje excepcional y un modelo personal y profesional a seguir. Pero no por ello voy a perder la objetividad que quiero que presida estas líneas en el relato de su semblanza.
A Pepe lo conocí menos en su faceta de Maestro porque, como muchos sabrán, buena parte de mi edad escolar (entre los 7 y los 17 años) la pasé con mis padres en Castro-Urdiales (Cantabria), regresando a Salamanca para concluir el Bachillerato y estudiar la carrera universitaria. Aún así, en los pocos momentos que pude disfrutar de sus enseñanzas (sobre todo en las clases de verano a las que me obligaba a ir mi abuela Ángela con Pepe para que no perdiera el ritmo de estudio en los largos estíos que pasaba en Mieza) pude comprobar que no era un Maestro más, sino que era "El Maestro", ese profesional de la docencia que despertaba en sus alumnos mayor interés no sólo por las asignaturas escolares, sino por algo más importante quizá: la educación en valores de respeto, tolerancia, solidaridad y libertad.
Pero fue su faceta de Alcalde de Mieza (desde 1977 hasta 1983) la que más nos marcó a todos los vecinos del pueblo. Pepe, con tan sólo 27 años, ha sido, quizá, el Alcalde más joven que ha tenido Mieza y supo compaginar su vocación docente con la siempre complicada misión de Alcalde de pueblo. De ahí que a muchos de sus alumnos nos motivara para que fuésemos nosotros los que organizásemos las fiestas del pueblo (sin que fuéramos concejales y con una media de edad rondaba los 20 años). Todavía recuerdo cuando en 1981 (el presupuesto municipal para fiestas era de 125.000 pesetas, es decir, cubría solamente los gastos de las verbenas) la orquesta que habitualmente venía (Los Chupaligas) subió su caché hasta las 200.000 pesetas y nos lo comunicaron el 1 de septiembre, tan sólo 5 días antes del inicio de las fiestas. Sin tiempo para reaccionar fuimos a ver a Pepe que reunió en sesión extraordinaria ese mismo día al Pleno del Ayuntamiento y consiguió que el presupuesto para fiestas se adecuase al precio de la orquesta, solucionando el problema, destinando el dinero que recaudábamos de los vecinos para el resto de actividades festivas (vaquillas, concursos de disfraces, juegos de mesa, juegos infantiles, etc).
Desde luego, para mí, que he ocupado la Alcaldía de Mieza durante 12 años, Pepe siempre ha sido un referente inigualable, un modelo de honestidad personal y de mérito, capacidad y profesionalidad en sus tareas docentes y municipales.
3. ÁNGEL "EL CLAUDINO"
Ángel Pérez Mateos es, ante todo, un gran amigo, que está dejando en Mieza una "herencia cultural" inigualable. Ángel es una persona tremendamente organizada y programada que está siempre en el momento concreto y en el sitio adecuado. Ángel es uno de los fundadores de la Peña "El Coro" (a la que pertenezco) y es el encargado de poner orden y cordura en todas las actividades festivas de la peña (desde adornar la casa hasta preparar los exquisitos gazpachos para todas las comidas y cenas que realizamos). La verdad es que, aunque nuestra peña se ha formalizado mucho y contamos con grandes organizadores de las actividades que realizamos, si no estuviera Ángel, no podríamos realizar muchas de las cosas que hacemos.
Pero su labor no se limita a ser el ¿cerebro¿ de la preparación de la peña "El Coro", sino que también es quién dirige al otro Coro, al de las mujeres cantoras de las celebraciones litúrgicas, acompañándolas no sólo con su voz, sino también con instrumentos musicales, además de hacer de "Sacristán" de la Parroquia durante las etapas en las que permanece en el pueblo. También se ha encargado de recopilar y codificar canciones y poemas, no sólo para las celebraciones de Misas, sino también para cantar en las fiestas del pueblo. A él se debe la letra y la música del himno de la peña "El Coro". Por otro lado, Ángel siempre colaboró en la organización de los festejos cuando Pepe fue Alcalde. Aún recuerdo aquéllos años en los que había que pedir aportación económica a la gente del pueblo para sacar los festejos adelante y Ángel estuvo, como siempre, muy activo y dispuesto.
Por otra parte, Ángel forma parte de una familia emblemática en Mieza, la de "los Claudinos", cuyos miembros siempre han destacado muy positivamente por su unión y solidaridad y por su colaboración permanente en cualquier acto, celebración o actividad que se realizaba en nuestro pueblo.
4. PEPE EL DE "LA RUFA"
José García García es otro de los personajes que más ha trabajado por el progreso y mejora de Mieza. A pesar de que aún no ha cumplido los 54 años tiene una hoja de servicios muy brillante y desde 1988 está empleado en el Ayuntamiento sustituyendo al Sr. Félix, quién, por cierto, también fue un magnífico servidor público y en tiempos más difíciles que los actuales. Pepe es una persona que atesora una formación laboral abundante y variada. Se le podría definir como un hombre del Renacimiento, puesto que lo mismo diseña y construye hermosos Miradores sobre el Duero (como el de la Code o el de la peña El Águila), que arregla la pavimentación de las calles, sustituye tuberías de conducción de agua, desbroza y limpia caminos para la Ruta de Senderismo, que acondiciona locales públicos para disfrute de todos o le da cuerda al reloj de la torre de la Iglesia.
Pepe, además, no sólo realiza estas actividades porque forman parte de su profesión, sino porque quiere lo mejor para su pueblo, haciendo siempre las cosas con respeto, corrección y amabilidad hacia los demás. Junto con José Ángel, el Secretario y Gene, la trabajadora de la limpieza, constituyen un grupo humano sensacional al servicio de los intereses de nuestros vecinos.
Como Alcalde que fui durante 12 años, no puedo tener hacia Pepe más que palabras de agradecimiento y que, quizá, en aquéllos momentos (siendo Alcalde) no supe reconocerlo como realmente se lo merecía, por su buen hacer y por su compromiso inalterable con Mieza.
Pepe forma parte, también, de mi grupo de amigos y es miembro fundador de la peña "El Coro", en la que colabora siempre activa y desinteresadamente.
A los cuatro les deseo los mayores éxitos en la vida y termino como lo hice en el artículo del año pasado: En otra ocasión "si procede" hablaré de otras personas.
JULIO FERNÁNDEZ GARCÍA
FOLCLORE MUSICAL DE MIEZA (III)
LA JÓTITA
La jótita aragonesa
nadie la sabe bailar,
namás que un hermano mío
que tiene salero y sal.
A la jota, la jota,
que te la pegué,
yo me fui con otra
y a ti te dejé.
Cortitos de adelante,
cortitos de atrás,
con cuatro volantes
y ¡olé! que te vas. (bis)
Dicen que te vas mañana
yo me voy al sotro día.
Si me quieres esperar
iremos en compañía.
A la jota, la jota,...
En aquellos años cantaban y bailaban esta "Jótita", todos, y los rapaces. Mientras los mozos y mozas se divertían en los Carnavales bailando la jota grande, La Jota de Mieza, Del olivo al olivo, La Tarara, Apañando aceituna, Al Sapilile, o (¿Alsa Pilile?), allá por los años 1920, 30 y 40, retozando y bailando en la Plaza alrededor y al son de los tamborileros, el tío Elías, Baltasar y su hermano el Zambo, estos de pie, sobre una mesa en medio de la Plaza, mientras las abuelas sentadas en las escaleras de la Iglesia, y los abuelos de pie bajo el balcón del Ayuntamiento, o sostribados contra la pared del Molino, recordando nostálgicos sus mocedades, ahora curiosean los enriedos de estas parejas.
Mientras todo esto fluía en la Plaza en medio de toda esta algarabía, unos rapaces, nadie se ocupaba de ellos, juegaban y enredaban haciéndose picardías con los mixtos, o en algún rincón libre que les dejaban los mayores, como en los soportales de la Casa del Cura, en los de la Rafaela, a la puerta del Pina, al lado de la cochera del médico, o frente del bar de Lucidio, los rapaces con las esquivas y huidizas rapazas, bailaban esta jótita, cantada por ellos mismos. Entonces había rapaces para todo, unos 200 entre unas y otros, en edad escolar. Aquí aprendían a vivir, como la vida misma que fluía a su lado. Algunos rapaces habían tenido que ir esta tarde con las ovejas para que sus hermanos mayores, ya mozalbetes, moceasen en los carnavales. Ley de jerarquías.
También en cualquier festejo o furriona, en tabernas o cocinas, en mondongos o morcillas, todos cantaban y bailaban al mismo tiempo esta jótita, abuelas y nietos, ritmada con sartenes y botellas de anís. Y en rondas de los mozos. ¡Aujujujuuu! ¡Iuju!
La Plaza de mi pueblo es particular, cuando llueve se moja... Sí, pero en ella los edificios juegan al corro para hacer Plaza:
En mi pueblo
jugando al corro hacen Plaza:
Molino, Casa del Cura,
Iglesia y Ayuntamiento.
¡Como ninguna!
En las fiestas de Septiembre con la Plaza cercada de carros, la tarde del día 7 era el toro, la del 8 el Ofertorio y la del 9 la Vacas. Y por las noches el Chupaligas mandaba con su trompeta desde el balcón del Ayuntamiento, llenando el aire con pasodobles y jotas, espantando golondrinas y mariposas, y despertando ilusiones y pasiones. Los rapaces se habían escapado de casa, desobedeciendo órdenes, para aprender a vivir.
Venancio Pascua Vicente
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